Los desafíos de integrar inteligencia artificial y robótica militar en el campo de batalla

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Los primeros meses del conflicto ruso-ucraniano nos han brindado lecciones valiosas sobre la evolución del combate de alta intensidad en un contexto de simetría entre dos beligerantes, cada uno equipado con armas de alta tecnología. Estas lecciones deben guiarnos en la necesaria actualización de las prácticas operativas, doctrinas y orientaciones futuras de nuestra base industrial de defensa.

El regreso de conflictos de alta intensidad a las puertas del mediterráneo está trastornando los equilibrios estratégicos, las tácticas y las doctrinas. El campo de batalla se está transformando en un espacio multidimensional complejo, integrando sistemas robóticos aire-tierra y, cada vez más, inteligencia artificial dentro de los centros y sistemas de comando y control de esas armas.

¿Qué lecciones se pueden aprender después de los primeros meses del conflicto ruso-ucraniano?

La « operación especial » rusa inicialmente imaginada por el presidente Putin como una operación « relámpago » se ha convertido en una guerra posicional larga y de alta intensidad en el frente, oponiendo fuerzas militares bien entrenadas y equipadas con un alto nivel tecnológico. Las fuerzas ucranianas apoyadas por la OTAN se benefician, entre otras cosas, de las entregas regulares de sistemas de armas estadounidenses, pero también de equipos ingleses, canadienses, turcos y franceses, incluida la donación de cañones Caesar y modernos carros de combate. Por parte rusa, la segunda potencia militar del mundo, el compromiso fue muy inferior al inicio de la operación, basado en inteligencia de baja calidad: las fuertes capacidades de resistencia ucranianas y la ineficiencia operativa de ciertos batallones rusos, que sufren de manera crónica problemas logísticos, han dado origen a la situación actual.

Las pérdidas significativas en hombres y equipos en ambos lados obligaron a los dos beligerantes a reajustar constantemente sus dispositivos y alternar fases ofensivas y defensivas. Los dos adversarios han optado por el enfrentamiento sistemático de drones aéreos de todos los tamaños, ya sean drones de ataque MALE (Medium Altitude Long Endurance), drones kamikaze o mini drones de carga operados como munición por combatientes terrestres.

En el lado ucraniano, los drones de ataque TB2 Bayraktar comprados a Turquía, junto con la artillería y guiados de noche por el sistema de satélites Starlink, permitieron al ejército ucraniano reducir la velocidad y luego contener la « apisonadora rusa » destruyendo numerosas posiciones y columnas de tanques y vehículos blindados.

Por parte rusa, el uso sistemático de drones de inteligencia, drones de ataque y de transporte de carga ha reducido las capacidades de resistencia ucranianas y ha presionado los sistemas de armas entregados por la OTAN.

Hay que tener en cuenta el papel central de los drones en el ajuste y la guía de precisión de la artillería, en el lanzamiento en la vertical de los objetivos de morteros y granadas en posiciones de trinchera. El auge de los drones de ataque y de transporte de carga fue decisivo durante la guerra entre Armenia y Azerbaiyán, durante el conflicto sirio, durante la guerra de Yemen y durante el conflicto ruso-ucraniano.

Esta es una tendencia importante que está transformando profundamente las operaciones militares. La gran cantidad de tanques y vehículos blindados rusos destruidos por el trío « Drones – Artillería – Orientación por satélite » debería impulsar una reflexión global y una revisión de las doctrinas de combate tradicionales. En el futuro, ¿qué joven soldado aceptará unirse a la tripulación de un tanque, sabiendo su nivel de híper-vulnerabilidad a los ataques de drones? Las columnas de tanques y vehículos blindados en movimiento deberán ser protegidas sistemáticamente por una flota de drones que evolucionen en apoyo de la columna en su vertical con sistemas de detección y respuesta automática a los lanzamientos de misiles. Todos los tanques y vehículos blindados deberán diseñarse en modo de doble pilotaje y operación remota con una tripulación deportada fuera del vehículo. Esta « dronificación » del tanque de combate permitirá bajar el nivel de letalidad durante las maniobras y la proyección de fuerzas en profundidad.  La integración de la inteligencia artificial para el soporte de decisiones dentro de los centros de comando y control acelerará todas las etapas del ciclo OODA (Observación – Orientación – Decisión – Acción) como un modelo competitivo de toma de decisiones. La robótica asociada a la inteligencia artificial se convertirá entonces en el factor determinante de cualquier victoria militar


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