Frontex: Un auténtico muro en el Mediterráneo
El director ejecutivo de la agencia europea encargada de la protección de la frontera común de la Unión ha dimitido tras revelarse un informe que acusa a la agencia de violar sistemáticamente los derechos fundamentales de los inmigrantes.
Desde noviembre de 2020, Frontex, la agencia de protección de fronteras de la UE, está siendo investigada por la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude, cuya función es investigar la corrupción y las faltas graves en las instituciones de la UE. El informe de la Oficina, parte del cual se hizo público gracias al trabajo de varios periodistas, acusa a la agencia de violar los derechos humanos al devolver ilegalmente a los migrantes en el mar. El director de la agencia, el francés Fabrice Leggeri, acusado de haber hecho la vista gorda ante estos hechos y de haber mentido sobre ellos ante el Parlamento Europeo, ha presentado su dimisión para evitar cualquier acción disciplinaria.
Deportados en el mar, sin agua y a la deriva
Gracias a la publicación de los datos de Frontex y al análisis de archivos de vídeo y testimonios, los periodistas han documentado ampliamente estas « devoluciones » como la de Aziz Berati, que huyó de Afganistán. Tras cruzar parte del Mediterráneo y llegar a suelo griego por la isla de Lesbos, él y su grupo fueron descubiertos por la guardia costera griega. Transportados en una furgoneta sin ventanas y luego en una embarcación, los agentes de Frontex los deportaron a mar abierto y luego los colocaron en una barca hinchable sin motor ni agua y a la deriva. Al igual que ellos, otros cientos de inmigrantes que huyeron de su país no pudieron solicitar asilo, un derecho fundamental según la legislación de la UE, según la cual cualquier persona que llegue a territorio europeo puede solicitar asilo en el país de llegada.
Estas revelaciones han puesto de manifiesto y cuestionado el papel de Frontex en la protección de las fronteras exteriores de Europa. Una agencia simbólica del espacio Schengen, la puesta en común de las fuerzas de guardacostas y la propia existencia de la agencia están siendo cuestionadas. Así, el 15 de mayo de 2022, cuando se pidió al pueblo suizo que votara en un referéndum sobre el aumento de las ayudas a Frontex, la campaña del « no », que finalmente obtuvo el 28,52% de los votos, se centró en la protección de los derechos humanos y su violación habitual por parte de los agentes de Frontex.
Una campaña política contra una operación humanitaria
Si bien la función principal de Frontex es proteger las fronteras de Europa, algunas de sus acciones se dirigen específicamente a los inmigrantes.
En el marco del proyecto Geografía Forense, que documenta el régimen fronterizo militarizado impuesto por Europa en el Mediterráneo, Charles Heller, investigador del Instituto de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo de Ginebra, detalla la campaña que Frontex dirigió en el verano de 2014 para poner fin a la operación militar y humanitaria italiana Mare Nostrum. Iniciado en octubre de 2013 tras el hundimiento de una embarcación frente a la isla italiana de Lampedusa y la muerte de 366 migrantes, su objetivo era rescatar a los migrantes que huían de Libia. La agencia consideró que esta operación era la causa de una « corriente de aire » migratoria. Por ello, Frontex prefirió la operación Tritón, que la sustituyó, y cuyo objetivo era garantizar el control de las fronteras y ya no el rescate de personas en peligro en el mar Mediterráneo.
Al año siguiente, el 18 de abril de 2015, 950 personas perecieron en el mar Mediterráneo, una catástrofe ante la que Jean-Claude Juncker, entonces presidente de la Comisión Europea, admitió que el cese del programa Mare Nostrum había sido un error. Un error que provocó la muerte de casi un millar de personas, pero que no impidió que aumentara el presupuesto de la agencia y se reforzara su papel.
En la actualidad, Frontex trata de utilizar guardacostas y drones para avisar a las autoridades libias de la presencia de migrantes, de modo que puedan ser interceptados en territorio libio y su protección no sea responsabilidad de los agentes europeos. Esta estrategia sigue vigente, aunque las condiciones de vida en Libia son conocidas por los europeos y los recientes testimonios de esclavitud deberían alertar a las autoridades respectivas de la Unión y de los Estados miembros.
Al violar los derechos fundamentales de los migrantes que vienen del otro lado del Mediterráneo, Frontex contribuye a la idea de que los migrantes son una amenaza para los territorios y la población de la Unión. Al mismo tiempo, la política migratoria europea se está abriendo selectivamente a las personas del Este, especialmente desde el inicio de la guerra en Ucrania. Como este cambio de paradigma sólo se aplica al Este, Frontex sigue siendo un muro en el Mediterráneo. Un muro que las ONGs de migrantes quisieran ver desaparecer. Piden que Frontex se convierta en una agencia encargada de vigilar el respeto de los derechos fundamentales de los inmigrantes a su llegada a suelo comunitario. Yilva Johansson, Comisaria Europea de Asuntos de Interior, de la que depende Frontex, ha dado su apoyo a la petición de las asociaciones, un primer paso hacia un posible estudio del proyecto por parte de la Comisión, abriendo así la posibilidad de una refundición de la agencia